Creemos que lo bello es sinónimo de perfecto y que no puede tener grietas ni defectos.
Sin las asimetrías, sin los defectos, sin las imperfecciones, no podríamos definir lo que es la perfección. Las cosas las entendemos en contraste con otras.
Creemos que lo perfecto debe triunfar sobre lo imperfecto y entonces nos mostramos como seres perfectos ocultando nuestras grietas, pero cuando algo se esconde no desaparece, inevitablemente sale a la superficie. Incluso la luz necesita de grietas para poder salir.
Cuando nos quitamos el disfraz de lo ideal, aparece la belleza de lo real.

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